domingo, 30 de septiembre de 2007

Membrana celular

La membrana celular es la parte externa de la célula que envuelve el citoplasma. Permite el intercambio entre la célula y el medio que la rodea. Intercambia agua, gases y nutrientes, y elimina elementos de desecho.
La célula está rodeada por una membrana, denominada "membrana plasmática". La membrana delimita el territorio de la célula y controla el contenido químico de la célula.

En la composición química de la membrana entran a formar parte lípidos, proteínas y glúcidos en proporciones aproximadas de 40%, 50% y 10%, respectivamente. Los lípidos forman una doble capa y las proteínas se disponen de una forma irregular y asimétrica entre ellos. Estos componentes presentan movilidad, lo que confiere a la membrana un elevado grado de fluidez.

¿Qué es la célula?

Las células son estructuras altamente organizadas en su interior, constituídas por diferentes orgánulos implicados, cada uno de ellos en diferentes funciones.
Gracias a los avances tecnológicos posteriores a la invención del microscopio, los científicos pudieron comprobar que todos los seres vivos están formados por pequeñas celdas unidas unas a otras. Estas celdas, llamadas células, son la mínima unidad del ser vivo que puede realizar las funciones de nutrición, relación y reproducción

La historia de la célula

En 1665, Robert Hooke observó con un microscopio un delgado corte de corcho. Hooke notó que el material era poroso. Esos poros, en su conjunto, formaban cavidades poco profundas a modo de cajas a las que llamó células. Hooke había observado células muertas. Unos años más tarde, Marcelo Malpighi, anatomista y biólogo italiano, observó células vivas. Fue el primero en estudiar tejidos vivos al microscopio.

Sólo en 1838, y después del perfeccionamiento de los microscopios, el biólogo alemán Mathias Jakob Schleiden afirmó que todos los organismos vivos están constituidos por células.


Concretamente, en 1839 Theodor Schwann y Mathias Jakob Schleiden fueron los primeros en lanzar la teoría celular.

A partir de 1900, los investigadores de la célula enfocaron sus trabajos en dos direcciones fundamentalmente distintas:

los biólogos celulares, dotados de microscopios cada vez más potentes procedieron a describir la anatomía de la célula. Con la llegada del microscopio electrónico, se consiguió adentrarse cada vez en la estructura fina de la célula hasta llegar a discernir las estructuras moleculares.
los bioquímicos, cuyos estudios se dirigieron a dilucidar los caminos por los cuales la célula lleva a cabo las reacciones bioquímicas que sustentan los procesos de la vida, incluyendo la fabricación de los materiales que constituyen la misma célula.
Ambas direcciones han convergido hoy día, de tal forma que para el estudio de la estructura celular y de su función se aplican tanto técnicas bioquímicas como de biología molecular.


Partes de una célula


Está formado por:

Célula vegetal

Pared celular

Citoplasma

Núcleo

Membrana celular

Célula animal

Citoplasma
Núcleo
Membrana celular

martes, 25 de septiembre de 2007

Sexualidad

La sexualidad constituye un conjunto de condiciones anatómicas y fisiológicas que caracterizan a cada sexo dentro de una especie animal, pero en la especie humana abarca también una condición psicológica y de comunicación.

Así, en los humanos el ejercicio del sexo no implica sólo reproducción, sino todo una serie de actividades psico-físico-sociales que comienzan subconscientemente a una edad temprana, para posteriormente madurar y perdurar a lo largo de la vida con mayor o menor intensidad. Todas ellas, a diferencia de las demás especies animales, son en los humanos fuente de expresión de emociones y sentimientos.

El aparato excretor

El aparato excretor es el conjunto de órganos (riñones y vías excretoras) encargados de extraer o realizar la excreción de los productos finales del catabolismo celular, es decir, de los productos residuales existentes en la sangre, liberándolos al exterior por medio de la orina y a través de las vías excretoras o urinarias (uréteres, vejiga y uretra). Éstos constituyen en los humanos el aparato excretor fundamental, pero también existen órganos excretores independientes, como son las glándulas sudoríparas. Además de las funciones citadas, el aparato excretor ejerce una regulación del medio interno, manteniendo un equilibrio de las sustancias que se encuentran disueltas en la sangre, controlando el pH, la presión osmótica y el balance hídrico.

Los riñones


Los riñones son los órganos del aparato excretor situados en la región lumbar, a cada lado de la columna vertebral. Miden cada uno alrededor de 12 cm. de longitud y pesan unos 150 gramos. Su función es regular el volumen y composición de los líquidos orgánicos mediante la formación de orina. El riñón es un órgano con forma de habichuela, cóncavo en su zona interna y convexa en la externa, por donde entran y salen los elementos vasculares y linfáticos, y la pelvis renal que tiene su continuación con el uréter; el polo superior de los riñones está cubierto por las cápsulas suprarrenales, de función endocrina). En el riñón se distinguen dos zonas: la medular y la cortical. El riñón tiene una unidad funcional conocida como nefrón o nefrona, constituida por un corpúsculo renal y un tubo que a su vez se divide en proximal, asa de Henle y distal; en cada riñón hay alrededor de un millón de nefronas. Esta zona está muy vascularizada, ya que cada nefrona se encuentra rodeada por los capilares que proceden de la arteria renal.



Cuando la sangre ha sido filtrada, ésta es recogida por la red capilar venosa que rodea el asa de Henle, para agruparse todos los capilares en la vena renal que parte de cada riñón. La zona medular o interna del riñón la ocupa la parte final de los túbulos uriníferos; todos ellos constituyen una unidad denominada pirámide de Malpigio. Cada una de las pirámides de Malpigio desemboca en los uréteres previa apertura en los cálices renales.

Proceso de filtrado


Todos los componentes de la sangre, excepto los elementos celulares y las proteínas (que son de mayor tamaño y elevado peso molecular), se filtran en los glomérulos de las nefronas, El proceso y las fuerzas que intervienen y determinan la filtración glomerular, son las mismas que regulan el paso del plasma desde los capilares hacia los espacios tisulares. En este primer paso se forma la llamada orina glomerular, en la cual existen muchas sustancias que contiene (agua, glucosa, iones...) regresan y son recuperados de nuevo por el riego sanguíneo a través del túbulo contorneado distal. En un segundo paso, en el túbulo renal, se forma la orina tubular, donde se reabsorben algunas sustancias (agua, glucosa y algunos iones) y se rechazan otras (residuos nitrogenados que proceden del metabolismo de las proteínas). La orina tubular es la que sale a los tubos colectores y los cálices renales. En este punto todavía se produce el paso de ciertas sustancias de la sangre a la orina, concretamente a nivel de los tubos.

El proceso de filtrado no se realiza de igual forma con todas las sustancias. Algunas de ellas sólo pasan a la orina cuando alcanzan una elevada concentración en la sangre, ejemplo de la sal, el agua o la vitamina C; otras pasan en cualquier condición, siendo retenidas siempre por los riñones, ejemplo de la urea, el ácido úrico o los pigmentos urinarios; finalmente, hay sustancias que regresan siempre a la sangre en su totalidad, ejemplo de la glucosa, ácidos grasos, hormonas, glicerina y determinadas vitaminas.

Las vías excretoras


Las vías excretoras de la orina están compuestas por los uréteres, vejiga y uretra.

Los uréteres son los conductos por donde sale la orina de los riñones. Miden unos 25 cm de longitud y unos 3 ó 4 mm de diámetro. Los uréteres desembocan en la vejiga de la orina, donde ésta queda almacenada hasta que es expulsada durante el acto de la micción.

La vejiga es un saco membranoso en el cual va depositándose la orina que es segregada por los riñones. En los humanos tiene una capacidad de 175 a 250 cm3. En el hombre se sitúa delante del recto y detrás de la sínfisis del pubis, y en la mujer delante del útero. La expulsión de la orina que contiene la vejiga se realiza a través de la uretra.

La uretra es un conducto membranoso de las vías urinarias que se extiende desde la vejiga hasta el exterior. En el varón va desde la vejiga urinaria hasta el extremo del pene. Se divide en tres porciones: uretra prostática, que atraviesa esta glándula; uretra membranosa, y uretra esponjosa, que sigue el curso del canal de los cuerpos cavernosos del pene, estando rodeada por los mismos. En la mujer es más corta. La uretra sirve en el varón también como conducto para la excreción del semen.

Los vasos sanguíneos

Los vasos sanguíneos son los conductos por los que circula la sangre. Son de tres tipos: arterias, venas y capilares.

Arterias

Las arterias son los vasos sanguíneos de consistencia membranosa y elástica por los que circula y se distribuye la sangre que lanza el corazón al contraerse los ventrículos. Son los vasos que poseen la pared más gruesa, la cual consta de tres capas: la interna, o íntima, formada por endofelio; una media dotada de numerosas células de fibras elásticas y musculatura lisa; y una externa o adventicia, compuesta de fibras elásticas y de colágeno.

La arteria principal en el cuerpo humano es la aorta. De ella nacen todas las demás arterias, excepto la pulmonar, que aunque se identifica como una arteria en realidad conduce sangre venosa del ventrículo derecho a los pulmones. Desde su nacimiento, la aorta forma una porción ascendente de la que parten las arterias coronarias derecha e izquierda, que irrigan el músculo cardíaco.

De otra porción incurvada atrás y a la izquierda de la aorta (el cayado aórtico), nacen las braquicefálicas (relativas a los brazos y la cabeza) cuyas divisiones, las carótidas y subclavias, llevan la sangre a la cabeza, cuello y miembros superiores. La carótida derecha sale de la arteria subclavia derecha y se divide en dos ramas, una externa que riega la cara y superficie de la cabeza, y otra interna que va al encéfalo La carótida izquierda parte en la zona superior del cayado aórtico y se divide igualmente en dos ramas simétricas a las de la región derecha. Las arterias sublcavias salen de la parte superior de la aorta y riegan las extremidades superiores.

De una porción final de la aorta, descendente, que se divide en dos segmentos, torácico y abdominal, por encima y debajo del diafragma respectivamente, parten las arterias bronquiales, intercostales, esofágica y diafragmática, en su parte torácica; y la hepática, coronaria, estomáquica, esplénica, renales, y otras, en su porción abdominal.

Finalmente, por encima de la pelvis se originan y bifurcan las ilíacas, tanto internas como externas, las cuales irrigan los órganos pelvianos y miembros inferiores.

Venas


Las venas son los vasos sanguíneos que, partiendo de la unión de los capilares de los diferentes órganos y tejidos, devuelven la sangre al corazón. Aunque presentan las mismas capas que las arterias, éstas son en realidad mucho más finas, especialmente la capa muscular, debido a que la sangre regresa al corazón a una presión menor.

Las venas poseen en su mayoría a lo largo de su recorrido, especialmente en las extremidades inferiores, unas válvulas o pliegues valvulares en forma de nido de golondrina, que impiden el reflujo de la sangre, es decir, no permiten que la sangre pueda retroceder.

Las venas pueden ser superficiales y profundas. En este caso acompañan a las arterias, y suele haber dos venas por cada arteria. La venas más importante en el cuerpo humano son las venas cavas. Son dos: una superior que recoge la sangre de la mitad superior del cuerpo (extremidades torácicas, cuello y cabeza), y otra inferior que la recoge de los órganos situados por debajo del diafragma (abdomen y extremidades inferiores). Ambas venas desembocan en la aurícula derecha.

- La vena porta está formada por la reunión de las venas procedentes del intestino, estómago y bazo, que una vez capilarizada de nuevo llega y riega el hígado.
- Las venas pulmonares recogen y transportan la sangre oxigenada en los pulmones hasta la aurícula izquierda. A diferencia de las otras venas, éstas transportan sangre arterial en vez de venosa.
- Las subclavias, llamadas así porque están situadas debajo de las clavículas, recogen la sangre venosa de las extremidades superiores y la vierten en la vena cava superior.
- Las yugulares se sitúan a uno y otro lado del cuello. Son cada una de las cuatro venas (anterior, externa, interna y posterior) que recogen la sangre de la cabeza. La anterior y externa son superficiales.
- Las coronarias o cardíacas, son las venas que "coronan" la aurícula izquierda del corazón. Nacen en la aorta, muy cerca de su origen, y riegan las paredes externas del corazón.

Capilares


Los capilares son vasos sanguíneos microscópicos, prolongación de las arteriolas o pequeñas arterias, que establecen la comunicación con las vénulas o pequeñas venas, en una disposición de lecho o red anastomótica, es decir, a su través se produce finalmente la comunicación de las arterias con las venas para que la sangre pueda regresar al corazón. La pared de los capilares está formada por una delicada membrana basal de origen conjuntivo, y por células endoteliales, o sea, un epitelio formado por una sola capa de células que tapizan su cavidad interna. A través de las paredes de los capilares se produce el intercambio entre sangre y tejidos de los gases, nutrientes, y productos de desecho del metabolismo celular.



El sistema circulatorio

El sistema circulatorio es un conjunto de vasos, arterias, venas, capilares sanguíneos, vasos linfáticos, y un órgano impulsor: el corazón. Sus funciones son las de realizar la circulación de los líquidos internos (sangre y linfa), llevando a las células el oxígeno y sustancias necesarias para el metabolismo, recogiendo a su vez los productos de desecho. Además, también interviene en el mantenimiento del equilibrio iónico, la distribución de vitaminas y hormonas, la regulación hídrica de los tejidos, y la defensa frente a las agresiones infecciosas externas.

El sistema circulatorio es cerrado en los humanos, es decir, circula siempre por el interior de vasos sanguíneos (arterias y venas). En muchos animales este sistema es abierto (la sangre encharca directamente los tejidos).

El corazón

En los animales, en general, el sistema circulatorio consta de un órgano impulsor único o múltiple (el corazón), el cual propulsa la sangre describiendo ciclos completos; en otros casos simplemente se limita a realizar un movimiento de vaivén de la sangre. Animales que tienen corazón son, por ejemplo, los moluscos, artrópodos y vertebrados. El corazón es, en los animales inferiores, una simple dilatación de un vaso; en los animales superiores suele ser musculoso, contráctil y con dos, tres o incluso cuatro cavidades (como en los humanos), son las llamadas aurículas y ventrículos.

Definición y funcionamiento general


El corazón de los humanos es un músculo hueco, con forma de cono invertido y la punta ligeramente inclinada hacia la izquierda; tiene un peso aproximado de 300 gramos. Se sitúa en la cavidad torácica, entre los pulmones, y está dividido en dos aurículas y dos ventrículos; cada aurícula se comunica con el ventrículo de su mismo lado. En la aurícula izquierda entra la sangre oxigenada procedente de los pulmones, siendo enviada al ventrículo izquierdo para ser impulsada a las arterias.

Cuando la sangre recorre todo el cuerpo se va convirtiendo en venosa (recoge los desechos) y retorna por las venas a la aurícula derecha, de aquí al ventrículo derecho, y finalmente a los pulmones donde se oxigena de nuevo para iniciar otro ciclo. Todo este proceso requiere que exista una circulación sanguínea, por ello el corazón realiza una serie de movimientos de dilatación o relajación (diástole) y contracción (sístole).



Tejidos cardíacos


El corazón tiene tres capas de tejidos que son, comenzando desde su interior, el pericardio, miocardio y endocardio.
- El pericardio es una cubierta fibrosa de doble capa, con la cara inferior revestida de una membrana serosa (epicardio) que envuelve el corazón, y que en su interior acoge el líquido pericárdico.
- El miocardio es el tejido muscular del corazón, encargado de la contracción, situado entre el epicardio y el endocardio. Las fibras miocárdicas presentan un disposición particular, que permiten durante la contracción (sístole) la expulsión de la sangre ventricular a través de las válvulas hacia las arterias aorta y pulmonar.
- El endocardio es una membrana de tejido epitelial plano que tapiza las cavidades del corazón y del aparato valvular, y continúa en los vasos sanguíneos que salen y van a parar al corazón. Su misión es impedir que la sangre se coagule en el interior del corazón.

Cavidades y válvulas auriculoventriculares


El corazón humano está dividido en dos mitades independientes que albergan las cavidades auriculoventriculares: la parte izquierda bombea sangre a todo el organismo, y la derecha lo hace sólo hacia los pulmones. Cada una de estas partes consta de una aurícula y un ventrículo comunicados entre sí mediante las válvulas auriculoventriculares. La válvula del lado derecho, es decir, la situada entre la aurícula y el ventrículo derechos, se llama tricúspide, en referencia a que está compuesta por tres láminas terminadas en tres cúspides o puntas.

La válvula del lado izquierdo, es decir, la que está entre la aurícula y ventrículo izquierdos, se llama bicúspide, porque posee dos láminas; también se llama válvula mitral, en referencia a que tiene forma semejante al de una mitra. Las láminas valvulares están sujetas a las paredes interventriculares mediante fibras tendinosas. El cierre y apertura de las válvulas se realiza en función de las contracciones del corazón, dejando pasar la sangre de las aurículas a los ventrículos.

Ciclo cardíaco


El latido cardiaco es el resultado del ciclo de sístoles (contracciones) y diástoles (relajaciones) alternativos de las cámaras del corazón. Este latido tiene una duración aproximada de 0,8 segundos. Durante la sístole auricular, que dura unos 0,15 segundos, las dos aurículas se contraen para impulsar la sangre a los ventrículos, los cuales están en ese momento en la fase de diástole ventricular (relajados). En esos instantes las venas que entran en el corazón están cerradas, evitándose así que la sangre retroceda. Durante la sístole ventricular, que dura una 0,3 segundos, los ventrículos se contraen para expulsar la sangre hacia las arterias; en ese momento las aurículas están en la fase de diástole auricular (relajadas), y las válvulas bicúspide y tricúspide se cierran para evitar que la sangre retroceda hacia ellas. Finalmente, se produce una fase de relajación de las aurículas y ventrículos (diástole general) que dura unos 0,4 segundos, a partir de la cual se iniciará un nuevo ciclo.

Estímulo y ritmo cardíaco


El corazón regula las contracciones mediante un exclusivo sistema de tejido nervioso, el tejido nodal, que se localiza en varias zonas del miocardio. El estímulo nervioso que propicia el latido se inicia en el llamado nódulo senoauricular (marcapasos del corazón), localizado en la aurícula derecha, en la base de la vena cava superior. A través de la pared auricular, el estímulo llega al nódulo auriculoventricular, localizado en la base del tabique interauricular, continúa por el fascículo de His, se ramifica en dos a ambos lados del tabique interventricular, y se distribuye finalmente al miocardio de ambos ventrículos a través de las fibras de Purkinje. El ritmo cardíaco es normalmente de 60-70 latidos por minuto, pero puede verse alterado (acelerado o retardado) a través del sistema nervioso simpático y parasimpático, por la acción de centros localizados en la médula espinal y el bulbo raquídeo.

Con un fonendoscopio aplicado al pecho se pueden escuchar e identificar los sonidos producidos por el corazón durante las distintas fases de contracción y relajación. El ruido de la contracción indica que se manifiesta la sístole ventricular, es un sonido más largo y menos perceptible que la diástole, y en la cual se produce una tensión de la musculatura. Por su parte, en la diástole se percibe un sonido más corto y claro, indicativo de que se cierran las válvulas de las arterias aorta y pulmonar. El médico o cardiólogo puede detectar algunas lesiones del corazón con sólo escuchar estos sonidos; por ejemplo, si las válvulas no efectúan sus funciones de apertura y cierre con normalidad, se manifiestan unos ruidos característicos en forma de "soplos" cardiacos.

El aparato respiratorio

La respiración es una actividad esencial de los seres vivos, consistente principalmente en la combustión de azúcares con el fin de obtener la energía necesaria para los procesos vitales. El aparato respiratorio es el encargado de facilitar el intercambio de gases (oxígeno -O2- y dióxido de carbono -CO2-) entre el medio externo y la sangre, y mediante ésta se realiza su transporte hasta las células, lugar donde se produce la combustión o respiración celular, es decir, se libera la energía de los alimentos consumiendo oxígeno y desprendiendo dióxido de carbono. El aparato respiratorio alberga las vías respiratorias (fosas nasales, faringe, laringe, tráquea y bronquios) y los órganos de los pulmones.



Las vías respiratorias



Fosas nasales

Las fosas nasales son cada una de las dos cavidades anfractuosas o sinuosas que se encuentran situadas a ambos lados de la cara, y que se abren al exterior a través de los orificios nasales. Están tapizadas por un epitelio mucoso, y por su parte posterior se comunican con la faringe a través de los dos orificios de las coanas. La mucosa nasal (pituitaria) reviste toda la cavidad nasal y contiene en su seno células sensoriales (las que integran la llamada porción amarilla) cuyos axones forman el nervio olfatorio, es decir, son capaces de percibir e identificar los olores. Otra parte de la mucosa nasal es la llamada porción roja, que está muy vascularizada, y encargada de calentar y mantener la humedad del aire al penetrar éste a su través. Las fosas nasales también albergan numerosos pelillos encargados de retener partículas del polvo o impurezas que transporte el aire, y así evitar que lleguen hasta los pulmones.

Además de con los pulmones a través de las vías respiratorias, las fosas nasales se comunican con el oído interno a través de la trompa de Eustaquio (para equilibrar las presiones de aire sobre el tímpano), con los senos frontales (los huecos que se sitúan en el hueso frontal), y también con los conductos lacrimales.

Laringe

Después de las fosas nasales se encuentra la faringe (que comunica el velo del paladar con el esófago) y a continuación la laringe. Ésta es como una especie de caja de resonancia que alberga diferentes piezas cartilaginosas y el hueso hioides; el órgano de fonación está compuesto por tres cartílagos impares medios (cricoides, tiroides y epiglótico), y cuatro pares laterales (aritenoides, de Santorini, de Morgagni y los sesamoideos). Las cuerdas vocales son unos salientes ligamentosos o repliegues musculares de la mucosa que tapizan la laringe (dos superiores falsas dotadas de numerosas glándulas, y dos inferiores verdaderas); las inferiores son las que intervienen en la formación de la voz o de los sonidos, y que vibran al paso del aire emitido por los pulmones; por su parte las superiores contribuyen a reforzar la vibración.

La laringe está recubierta en su entrada por la epíglotis, un órgano en forma de lámina fibrocartilaginosa elástica que está insertado en el ángulo entrante del cartílago tiroides, y que en en el momento de la deglución cierra la abertura superior de la laringe, evitando así que el alimento se desvíe de la faringe.

Tráquea

La tráquea es la porción de las vías respiratorias formada por veinte anillos cartilaginosos, que comienza en la laringe y desciende por delante del esófago hasta la mitad del pecho, donde se bifurca formando los bronquios. Mide entre 12 y 15 cm. de longitud, y unos 2,5 cm. de diámetro. La parte posterior de los anillos están abiertos, permitiendo así que los alimentos pasen por el esófago sin impedimentos. La tráquea está revestida de un epitelio mucoso dotado de múltiples células ciliadas, cuyas funciones son movilizar el mucus y las partículas procedentes del exterior.

Bronquios

Los bronquios son la parte de las vías respiratorias formada por los dos brazos en que está dividida la tráquea, y las ramificaciones internas de los pulmones. Comienzan a la altura de la primera costilla, que es el punto en que se bifurca la tráquea en los dos conductos o brazos citados. Los bronquios se dirigen hacia cada pulmón penetrando a través de una abertura llamada hílio; el bronquio derecho se divide en tres ramas y el izquierdo en dos, formando los llamados bronquios lobulares, de éstos emergen los llamados bronquios segmentarios, que se subdividen cada vez en ramas más finas; las distintas ramificaciones bronquiales forman lo que se conoce como árbol bronquial. Estructuralmente, la forma extrapulmonar de los bronquios es similar a la de la tráquea, y también están dotados de anillos cartilaginosos. Sin embargo, las últimas ramificaciones, ya en la zona intrapulmonar, adquieren sección cilíndrica, son los llamados bronquiolos, que carecen de anillos cartilaginosos pero que presentan abundante musculatura lisa, y que finalizan a través de los conductos alveolares en los llamados lobulillos o alvéolos pulmonares, consistentes en unas pequeñas vesículas cuyo diámetro no suele ser superior a 1/5 de mm.

Los pulmones

Los pulmones son los órganos respiratorios de los vertebrados terrestres que pueden vivir fuera del agua. Su función es realizar el intercambio de gases (oxígeno -O2- y dióxido de carbono -CO2-) entre el aire inspirado y la sangre. Son generalmente órganos dobles. En los humanos consisten en dos masas esponjosas extensibles que se sitúan y ocupan gran parte de la cavidad torácica, y que están suspendidas en las extremidades de los bronquios. El pulmón izquierdo es más pequeño porque sólo tiene dos lóbulos, mientras que el derecho tiene tres.


Los pulmones se encuentran recubiertos y protegidos por la pleura, unos sacos o membrana doble de tejido epitelial que lo tapizan exteriormente (la pleura externa o parietal), o que se une a los pulmones (la pleura interna o visceral); entre ambas se sitúa el líquido pleural.