lunes, 1 de octubre de 2007

Reproducción Sexual

La reproducción sexual se da en todos los metazoos. Cada individuo posee unos órganos especiales, llamados gónadas, que producen las células reproductoras o gametos. Hay dos tipos de individuos, los machos y las hembras. Las gónadas de los machos son los testículos, que producen los gametos masculinos o espermatozoides; y las gónadas de las hembras son los ovarios, que producen los gametos femeninos u óvulos. Cuando los machos y las hembras de una especie tienen grandes diferencias morfológicas se dice que la especie tiene dimorfismo sexual, el gallo y la gallina, por ejemplo.

Casos especiales en la reproducción sexual son el hermafroditismo y la partenogénesis.

El hermafroditismo consiste en la presencia, en un mismo individuo, de órganos sexuales masculinos y femeninos. Por ejemplo, la lombriz de tierra, el caracol de huerta y las babosas son animales hermafroditas; durante la cópula se comportan a al vez como machos y como hembras.

La partenogénesis es la capacidad que tienen algunas hembras de engendrar nuevos individuos a partir de óvulos sin fecundar. Por ejemplo, en las abejas, a partir de los óvulos sin fecundar nacen los machos o zánganos.

La unión del espermatozoide y el óvulo recibe el nombre de fecundación, que puede ser externa o interna.

La fecundación externa se realiza fuera del cuerpo de la hembra, como sucede en la mayoría de los animales acuáticos.

La fecundación interna se realiza en el interior del cuerpo de la hembra, como sucede en la mayoría de los animales terrestres.

El resultado de la fecundación es la formación de la célula huevo o cigoto, que después de un desarrollo embrionario dará lugar al nuevo ser.

El desarrollo embrionario se puede dar dentro de un huevo, fuera del cuerpo de la hembra, los seres ovíparos; en el útero materno, los seres vivíparos; o dentro de un huevo que se aloja en la cavidad del útero, los seres ovovivíparos.

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